“Mismo riesgo, diferentes consecuencias”
Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo,
USO destaca que, dependiendo de variables como el género o la edad, los trabajadores/as pueden experimentar distintas consecuencias frente a un mismo riesgo, exigiendo una evaluación de riesgos adaptada a las variables de edad y sexo “Mismo riesgo, diferentes consecuencias”.
La campaña «Sin evaluación, no hay prevención» de USO denuncia las evaluaciones genéricas o copiadas, que no tienen en cuenta los riesgos específicos de cada puesto de trabajo ni las características individuales de las personas trabajadoras.
Aun así, estas evaluaciones no se actualizan frente a cambios en las condiciones laborales o a los daños en la salud.
Una prevención de riesgos laborales meramente formal busca evitar sanciones, pero en realidad afecta negativamente a toda la acción preventiva.
Si la evaluación de riesgos no es específica ni actualizada, es imposible prevenir los riesgos, planificar acciones preventivas, evitar accidentes o enfermedades laborales, así como proteger a trabajadoras embarazadas, entre otros.
En resumen, la evaluación es fundamental para una acción preventiva eficaz y para garantizar un entorno laboral seguro y saludable.
USO ha focalizado su campaña en la perspectiva de género y edad en la PRL, pues “Mismo riesgo, diferentes consecuencias”.
Lamentablemente, la situación no ha mejorado en los últimos cinco años.
Los riesgos afectan diferente en la edad y el género.
En USO Servicios se considera que tanto la edad como el género son factores relevantes que deben ser tomados en cuenta e integrados en todas las acciones preventivas de la empresa.
Existen riesgos que afectan de manera diferente a hombres y mujeres, más allá de los relacionados con el embarazo y la lactancia, y es importante reconocer que los riesgos pueden tener diferentes consecuencias según la edad de la persona trabajadora expuesta.
Es fundamental señalar que ni la edad ni el género están regulados actualmente, excepto por los avances contemplados en la Estrategia de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027.
Por ello, esta estrategia, el Gobierno tiene como objetivo integrar la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales (PRL), lo que representa un avance significativo en este ámbito.
Atención a la diversidad
La igualdad de género implica garantizar el mismo nivel de protección a hombres y mujeres, a pesar de que pueden enfrentarse de manera diferente a un mismo riesgo.
Por tanto, es fundamental incluir la variable «sexo» en la planificación de la prevención de manera sistemática, así como en cada actividad preventiva, con el fin de ajustar las medidas de seguridad y salud a la realidad de los riesgos.
Dado que la normativa actual no aborda ambas perspectivas, es necesario destacar el papel de los delegados y delegadas de prevención en la adaptación de las medidas preventivas a las necesidades específicas de los trabajadores y trabajadoras en cada centro de trabajo.
Esto también implica considerar la edad de los miembros del personal y los puestos que ocupan para garantizar su seguridad y salud laboral de forma adecuada.
Según la edad hay diferentes datos de siniestralidad laboral
Es más las estadísticas de siniestralidad, los/as trabajadores/as de 35 a 54 años son los que más sufren accidentes leves en el trabajo, principalmente debido a un exceso de confianza en las tareas que realizan.
Por otro lado, los/as trabajadores/as más jóvenes (16 a 34 años) tienden a sufrir accidentes por desconocimiento de las tareas y falta de experiencia, lo que los hace menos conscientes de los riesgos laborales.
En cuanto a las personas trabajadoras de mayor edad, suelen presentar más desgaste fisiológico que los más jóvenes, lo que les hace más vulnerables a los riesgos laborales que requieran agudeza visual, auditiva o reflejos.
Además esto se debe a que un trabajador joven tiene una mayor fuerza física y puede soportar la misma carga con menos esfuerzo que uno veterano.
Algunos datos sobre los diferentes efectos en la salud laboral por género
La diferente afectación por sexos es evidente, como lo demuestran las estadísticas donde se observa claramente una disparidad en las consecuencias para la salud de hombres y mujeres:
- Los hombres:
- Sufren más accidentes laborales y lesiones debido a que ocupan en su mayoría sectores con mayor índice de siniestralidad.
- Las mujeres:
- Son más propensas a padecer enfermedades profesionales, muchas de las cuales están infradeclaradas al considerarse contingencias comunes al no figurar en el cuadro de enfermedades profesionales.
- No cuentan con el mismo nivel de protección que los hombres en términos de Equipos de Protección Individual (EPI), ya que estos no están diseñados para el cuerpo femenino y no suelen tener tallas adecuadas.
- El embarazo y la lactancia suponen un riesgo añadido para las mujeres en el ámbito laboral, lo cual no afecta a los hombres.
- Tienen más probabilidades de sufrir problemas de salud relacionados con el trabajo y los riesgos laborales suelen evaluarse desde una perspectiva masculina sin tener en cuenta las diferencias de género.
- La intimidación y acoso sexual en el trabajo afecta con mayor frecuencia a las mujeres.
- Ocupan mayoritariamente empleos a tiempo parcial, lo que a menudo resulta en una atención deficiente en materia de prevención de riesgos laborales por parte de las empresas.
- La doble presencia de las mujeres en el ámbito laboral y doméstico las expone a un mayor riesgo de sufrir estrés.
- Las diferencias biológicas en la función reproductiva hacen que existan productos químicos que afectan de manera específica a hombres, mujeres o ambos géneros.
En resumen, USO hace un llamamiento a la acción para prevenir que no haya muertes en el trabajo y garantizar las condiciones laborales seguras y saludables. ¡Ni una muerte más en el trabajo! ¡Sin evaluación no hay prevención!