En tiempos de confinamiento, cientos de personas están obligadas a desplazarse para vender productos vía telefónica, exponiéndose al contagio y exponiendo a su vez a los demás. Son los teleoperadores, que llevan días denunciando su situación y que han conseguido como mejora aumentar la distancia entre unos y otros al menos al metro recomendado, lo que obliga a dejar un puesto libre entre cada dos. Han sido de los primeros en poner el grito en el cielo ya que, por sus especiales condiciones laborales, son de las personas más abocadas a la infección, pues comparten puestos de trabajo rotatorios y material indispensable, como el micrófono de sus auriculares.